CRÓNICA FIESTAS 2023

Después de las “movidas” Fiestas del año anterior, este 2023 se esperaba algo más tranquilo. Pero los a los Estudiantes nos va la marcha, y, cómo no, este año tampoco optamos por la calma. Somos como el dicho: “Todo va bien hasta que aparece un tonto y lo… fastidia”. Pues eso, que siempre pasa algo que distorsiona nuestra realidad y deja un regusto amargo. Y este año resultó ser el control de acceso a la Troyica, reclamado por muchos socios a la Directiva de turno los últimos tiempos y que no agradó a otros tantos. Y es que “para gustos, los colores”.

Fotografía premiada en el Concurso Katakí la Bajoka Fiestas Villena 2023 Autora: Katy Ortuño Ferriz

Y siguiendo con el refranero español, “nunca llueve a gusto de todos”. Y es que la lluvia amenazó los días previos de Fiestas. Aunque finalmente nos libramos de la tormenta perfecta que sufrió gran parte de nuestro país, veremos hasta cuándo, un ramalazo de la misma pasó por aquí, descargando rayos y centellas la noche del día 2 de septiembre y provocando la suspensión del acto de confirmación de la Madrina mayor. Y ese poso húmedo y frío que nos dejó la tormenta, trajo incertidumbre a la cena en la Troyica del día 3, la cual se pudo celebrar con total normalidad, aunque no sobraba una chaqueta. Se volvió a repetir el buen ambiente de ediciones anteriores, y el desfile de la Entradica por las calles de Villena una vez más fue caótico y llenó de parones, pero la gente ya estaba metida en faena y en modo festero. La noche finalizó en la Troyica, donde había empezado, con una fiesta ambientada por un Dj con una más que notable asistencia de público.

Para el día 4, antes de la cena, se trasladó la confirmación de la Madrina. Generó, cómo no, mucha controversia elegir esa fecha y momento. Pero con las estrecheces del calendario, no cabían más opciones viables y cualquier propuesta o solución no hubiera sido del gusto de todos. La cuestión fue que se celebró el acto a las 20:00 de la tarde, presentado por Carmen Sánchez, con una gran afluencia de socios y público en general, destacando la representación del resto de comparsas, directivas y cargos, que no dudaron en adaptar sus agendas y acompañarnos en la Troya, cosa que agradecemos de corazón. Posteriormente, tuvo lugar la cena, que transcurrió con total normalidad y gustó según la opinión de la mayoría de los asistentes. La Troya cerró la noche y trajo consigo un nuevo día lleno de música y buen ambiente. Este año, en cuanto a noches de Troya, también hubo una gran acogida entre los jóvenes, pues se vendieron todos los pases y no faltaron las colas para acceder al recinto; cosa, tal vez, a la que haya que darle una vuelta pues fue la queja más importante escuchada.

El 5 de septiembre amaneció soleado, a pesar de los malos augurios meteorológicos. La Troyica acogió el primer almuerzo festero con un nutrido número de socios los cuales acompañaron a los capitanes y alféreces en su primer día grande. Tras satisfacer los estómagos, una numerosa comitiva acompañó a los cargos en la recogida de las madrinas para ir todos juntos hasta la plaza de Santiago donde al mediodía daba el pregón de Fiestas un Estudiante, José Luis López Rose. Tras escucharlo, comenzaba la fiesta del pasodoble con las calles a rebosar de gente, en la cual los cargos de este año lucieron guapos el negro y blanco que nos caracteriza. Tras recibir un baño de multitudes, se inauguraba la Troyica oficialmente con el corte protocolario de cintas y se ponía en marcha la operación “pulseras” para el control de acceso. No negamos que existía cierta incertidumbre ante lo que pudiera ocurrir, pero los Estudiantes demostraron un comportamiento exquisito y no cabe destacar ningún incidente. La Troyica, de igual manera, se llenó de Estudiantes y acompañantes, y se respiró de la misma forma que en ocasiones anteriores, de un gran ambiente y camaradería festera. Las opiniones a favor y en contra de la medida existieron, pero siempre desde el respeto y las buenas formas, cosa que es de agradecer.

Esa noche en la Cabalgata se corrigieron algunos errores del día anterior, pero volvimos a sufrir a los delegados de la Junta Central, que nos metían prisa a los de siempre, cosa que no hicieron con otros y que les permitió lucirse para optar a muchos premios. Este año, el Miguel de Cervantes recreó un bloque de Estudiantes gastadores como los que alguna vez tuvimos hace más de 100 años, con mochila y fusil. Desfilaron marciales y en perfecta formación al son de conocidas marchas militares. Y a pesar de los malos augurios tras poder observar el ensayo general que tuvieron en su día, resultó muy vistoso ver como un bloque de Estudiantes no perdía el paso. Volvieron a recibir el cariño y reconocimiento del público y de los propios Estudiantes.

A la mañana siguiente, ya día 7, los que desfilaron en la Diana y los que volvían de la Troya después de otra noche de fiesta, se juntaron a almorzar en la Troyica, en la cual los de la Cena de la Sardina empezaban a montar el chiringuito para organizar el asunto. Mientras tanto, empezaba la Ofrenda en la que se había aligerado nuestro uniforme para hacer más fáciles esas horas calurosas, y de esa forma atraer a más participantes. No estuvo mal, pero aun así el porcentaje sigue siendo bajo. Los valientes que participaron pudieron refrescarse en la Troyica una vez finalizada junto al resto de socios que asistieron al aperitivo. Mientras tanto, los “cocineros” de la cena de la sardina seguían en sus quehaceres, y durante toda la mañana y tarde se dedicaron a freír longanizas, pimientos, sardinas y huevos para unos 1500 bocadillos. Insisto en los ingredientes porque algunos siguen incluyendo las patatas en los mismos, y no llevan patatas. En el proceso de montaje de los bocadillos participan veteranos y noveles, cosa muy de agradecer la presencia de niños y jóvenes que siguen los pasos de sus padres y permiten de esta manera continuar con nuestra tradición con más solera.

Dentro de los cambios introducidos, el Desfile de la Esperanza se pasó a las 7 del día 7. La comparsa de Estudiantes propuso que fuera a las 6, pero no prosperó la petición y nos vimos abocados a retrasar nuestros actos internos. No sabemos si la gente desconocía el cambio de horario y de día, pero por nuestra parte participaron muy pocos niños. Los días 5 y 6 se llenan las carrozas, pero en el desfile de la Esperanza, en el que es suyo y para ellos, acuden muy pocos. Resultó un poco desalentador. Cuando los infantes terminaron, se les ofreció una merienda en la Troyica que pudieron disfrutar todos ellos y algunos padres, que tal vez “olvidaron” que después tenían su bocadillo. Al mismo tiempo, se celebró el acto de homenaje a los Estudiantes fallecidos, que como siempre resultó emocionante y emotivo. Tras éste, se repartieron los bocadillos de la cena de la sardina que muchos disfrutaron en la plaza de las Malvas, llena a rebosar. La Retreta empezó una hora más tarde por los nuevos cambios de horarios, y los Estudiantes no estuvimos a la altura, ya que nuestros cargos sufrieron en absoluta soledad todo el trayecto. Si el acto, ya de por sí, cada vez da más pena, que la farola de nuestra comparsa fuera en “penumbra” dio mucha pena, sintiéndolo mucho por los cargos que aguantaron estoicamente dicha situación. Encima tuvieron que correr para llegar a la Alborada, ya en el día 8, pues casi se solapa con la Retreta. En ella, nuestro alférez demostró una gran maestría y arte a la hora de rodar la bandera. Después de un más que digno castillo de fuegos artificiales, siguió la fiesta en la Troya.

El día 8 empezó con la Diana y almuerzo de rigor en la Troyica. Por la mañana se celebró la Misa Mayor en honor a la Patrona, mientras que en la plaza mayor se llevó a cabo de nuevo el pacto de la Alianza con la comparsa de Cristianos, parlamento al que cada vez acude más público. Las dos comparsas subieron juntas al castillo para luchar codo con codo en la Embajada y ganar de nuevo la plaza, enviando la Mahoma a la vecina población de Biar. Victoriosos bajamos hacia la Troyica donde apuramos el último aperitivo de las Fiestas.

Por la tarde, tras la Conversión, tuvo lugar la Procesión por las calles de Villena, con una versión reducida de los Estudiantes, porque salen la mitad de los socios, aproximadamente. Y cuando llegamos al barrio del Rabal, parece que nos persigue una manada de hienas hambrientas, ya que la estampida es digna de un documental de la Sabana. Menos mal que una vez concluida, los participantes en el acompañamiento a la Madrina respetan en su gran mayoría la uniformidad y participan en el túnel de plumas y cucharas por el que pasan los cargos hasta la Troyica, en la cual son invitados los socios a una merienda por parte de la Madrina. El día terminó con la Virgen de las Virtudes entrando en la iglesia de Santiago bajo el atronador sonido de la pólvora.

El 9 de septiembre amanece con el olor a pólvora, pues despedimos a la Morenica. Los arcabuceros abren el desfile apurando las últimas reservas de pólvora, mientras que, este año sí, un nutrido grupo de Estudiantes participó en el acompañamiento lo que provocó que se tuvieran que hacer dos bloques, uno femenino y otro masculino, lo cual es elogiable y digno de nombrar, pues no suele ser así. En el lugar de costumbre, la Patrona empezó su camino de vuelta a casa, de nuevo entre el humo y ensordecedor sonido de los arcabuces y el baile colorido de las banderas al ser rodadas. Unos cuantos disfrutaron de un caléntico un poco más alejados del estruendo. Tras esto, una comitiva abierta por los arcabuceros y cargos, acudió a la Troyica donde se sirvió el último y más multitudinario almuerzo festero.

La tarde nos dejó ese momento tan bipolar, de alegría y tristeza entrelazadas. Mientras que por un lado se despiden los cargos que durante todo el año han representado a la comparsa, por otro se da la bienvenida a los que lo van a hacer en el nuevo año festero. Ambos coinciden en el último desfile de las Fiestas, en el que se pueden ver un gran abanico de emociones en los rostros. La alegría de los nuevos y la pena de los salientes, escenificado en el llanto incontrolado de Miguel, que nos llenó de emoción a todos. El desfile transcurrió sin más incidentes que un individuo vestido de blanco desfilando en un bloque con mucha gente joven (destacaba un poco) y el veterano comentarista de la tele, que no presentó a los nuevos cargos cuando aparecieron, como había hecho e hizo con el resto de las comparsas, dejándolo para mucho después y que no paró de denominarnos como “los piratas”, a parte de otras cosas. Se ve que no le caemos muy bien, o nos tendrá un poco de invidia. Terminamos como siempre dando vueltas en la plaza de Santiago, porque caracol ya no hacemos desde hace algún tiempo.

Este año se retrasó el final del desfile lo que provocó que la entrega de premios e intercambio de bandas y presentación de los nuevos cargos se atrasara considerablemente. En cuanto a premios, nuestro alférez infantil, Miguel, ganó el de mejor rodador infantil mientras que Bruno, el mayor, mereció mejor suerte pues a ojos de todos, fue el verdadero ganador. Ya con los nuevos cargos portando las bandas correspondientes, fuimos a la Troyica donde se celebró el acto de despedida de los del 2023 y se presentó, como siempre hacemos, a los nuevos del 2024. Comenzaba el año de Claudia, Inés, Fernando, Mar, Bartolo y Pablo, nuestras madrinas, capitanes y alféreces de las próximas Fiestas.

Fernando Ruescas – Cronista de la Comparsa de Estudiantes.