LA TROYA

La Troya se define en nuestros estatutos como “Un conjunto de terrenos e instalaciones, sito en el paraje denominado el Caracol, destinado a punto de reunión y celebración de fiestas de la Comparsa, compuesto de: escenarios, barras, espacios cubiertos para diferentes usos, diversas obras menores destinadas a almacenes, aseos, zonas ajardinadas y aparcamientos, y  forma parte del patrimonio propio de la Comparsa de Estudiantes de Villena y de los bienes y servicios comunes que la Comparsa de Estudiantes, pone a disposición de todos sus socios.”

En 1973, Antonio Hernández Romero, Tono, accedió a la presidencia en 1973 y durante su mandato se compró la Piscina para convertirla en la actual Troya. La compra se realiza en 1973 pero la Troya no se inaugura hasta 1975.

El éxito de la Troya nunca ha sido igual y mucho menos lo fue cuando Tono propuso este proyecto, es más, hubo una fuerte oposición a su compra, tanto es así que cuando se sometió a votación en Junta Extraordinaria y se votó en contra, pero el Presidente tenía un as en la manga ya que tenía muchísimos votos legalmente firmados que, añadidos a los que votaron que sí en la general, hizo que se ganara la votación.

La Troya costó 1.750.000 pesetas y las obras que a continuación se realizaron fueron pagadas con un préstamo de 2.500.000 pesetas.

Un hecho gracioso ocurrido el día de la inauguración, fue que la banda de música que se contrató para tal evento no sabía tocar nuestras querida “Amparito Roca” por eso, las autoridades entraron a la Troya sonando “Sombreo, ¡ay mi sombrero!”

Desde que la Troya abrió en su emplazamiento actual, en septiembre de 1975, ha tenido una gran afluencia de público, primero con una pista y 10 años después con dos.

Desde que la Troya abrió en su emplazamiento actual, en septiembre de 1975, ha tenido una gran afluencia de público, primero con una pista y 10 años después con dos.

La Troya siempre ha traído los espectáculos de mayor calidad, los mejores y los más actualizados de cada tiempo, sumado al marco incomparable y al sano ambiente que daban nuestros socios hacían que fuera un éxito.

En los años 90 vivió su máximo esplendor, no cabía un alma más en cada noche que abría, estaba a tope, y esto hacía que cada vez más gente quisiera acudir, y aquellos a los que su economía no les permitía pagarse la entrada se inventaban mil trampas para colarse.

La música evoluciona y nosotros con ella, por eso, se empezó con lo mejor, siguiendo con las premisas anteriores, un espectáculo que no solo contenía música sino  que también baile y luz, algo que nadie tiene.

¿No se puede definir la Troya entonces como la verbena más bonita de nuestras fiestas? ¿Qué estudiantes no ha mostrado con orgullo a sus visitas festeras? ¿Quién pondría en duda la grandeza de nuestra Troya?