Ya llegó. Ya está aquí el ambiente que tanto tiempo llevábamos esperando. El último fin de semana de agosto nos ha traído el “chupinazo” a las tan deseadas y esperadas Fiestas de Moros y Cristianos.

Pero los caprichos del destino no dejan de sorprendernos y después de tanto tiempo la meteorología volvió a poner una piedra en el camino. El viernes por la noche el cielo descargó toda el agua que tenía y, ante tal panorama, el concierto de los pasodobles se tuvo que posponer al día siguiente.

Y el sábado lució radiante. Por la tarde, antes del concierto, en la Troya se produjo, por fin tras dos largos año de espera, la presentación de los cargos infantiles para estas Fiestas de la comparsa de Estudiantes. El escenario se convirtió en un concurso de jóvenes talentos, “Estu-diosos”, cuyo jurado estaba compuesto por el capitán, Aaron Ruescas Gómez, la alférez, Anabel Cantero Sirera, y la madrina, Inés Ibáñez Payá. El público pudo disfrutar de las actuaciones de Almudena Uribe Echevarría, quien cantó el pasodoble del 175º aniversario, “Estudiantes de Villena”; también de Raúl Serra, que versionó al violín “Amparito Roca”; y a las alumnas de la Academia de baile Marian Tomás, quienes realizaron una coreografía muy moderna y entretenida al son, también, de “Amparito Roca”. Los asistentes disfrutaron de una gran gala conducida por Carmen Sánchez y dirigida por Eli Micó y Paco Serra. Después, los más pequeños dieron buena cuenta de la merienda y de los hinchables.

Por la noche, ahora sí, la centenaria Banda de Música Municipal interpretó las piezas musicales más características de todas y cada una de las catorce comparsas en el concierto de los pasodobles. En una plaza de Santiago en la que no cabía un alfiler, se saltó, vibró y disfrutó con nuestro pasodoble “Estudiantes de Villena”, que se estrenaba en estas lides.

El domingo por la mañana un grupo nutrido de Estudiantes se reunió junto a los arcabuceros en la Troyica para dar inicio a la temporada de almuerzos festeros. Momento de reencuentros que continuó en el pasacalles, precedido este año por un pequeño acto-homenaje a todos los que ya no nos acompañan. Detrás de los numerosos arcabuceros que despertaron a la ciudad, los cargos y autoridades, junto a un gran número de jóvenes que redescubrían el ambiente festero que les había sido arrebatado, recorrieron las calles de Villena para terminar, los nuestros, en la Troyica con un aperitivo digno de elogio. La pólvora y la música inundaron de nuevo las calles de Villena, dejando claro que esta extraña normalidad no tiene vuelta atrás y que, por fin, podemos volver a disfrutar de nuestros días grandes.

Ya por la tarde, los villeneros acompañamos a la Morenica desde el Santuario hasta su altar en la Iglesia de Santiago en la Romería que, una vez más, fue multitudinaria. Nuestros arcabuceros volvieron a tener una oportunidad de descargar pólvora y los cargos, junto al presidente de la comparsa, escoltaron a la Virgen de las Virtudes en su paseo por las calles de Villena. Ya en su destino, se realizaron unas salvas de arcabucería y se dio por finalizado un fin de semana que nos deja en la rampa de lanzamiento para lo que está por llegar, que no es poco.

Crónica: Fernando Ruescas. Fotos: David Murillo Fotos: Ángel Granizo, Jesús Redondo, Fermin Trazo Villena y Josse Peluquero