A lo largo de la historia, hemos convivido con desiguales corrientes de pensamiento y creencias sobre qué es o qué sucede en la muerte y lo qué nos vamos a encontrar, o no, más allá de la misma. La muerte es uno de los estímulos filosóficos más poderosos e influyentes para el ser humano. Cada vez que alguien cercano y querido fallece, nos vuelve a la mente en mayor o menor grado y queramos o no, nuestra propia mortalidad y cómo hemos conseguido conducir nuestra vida.

El paso de Miguel Pérez Molina por su comparsa de Estudiantes fue sin hacer ruido, siempre presente y a la vez discreto. Era raro no verle por la Troyica con su gorro de campaña desgastado por el tiempo rodeado de sus amigos de la peña “El Pupitre” disfrutando de los momentos festeros que nuestra casa nos brinda. Entró a formar parte de la comparsa de Estudiantes con tan solo 16 años a mediados del siglo pasado, en el año 1951, recién estrenada la Troya. Fueron aquellos años, los 50, en los que algunos de nuestros “viejos”, entre los cuales estaba Miguel, comenzaron su andadura en la comparsa. Disfrutó y ostentó el honor de ser el Capitán en el año de la celebración del 150º Aniversario de la comparsa, allá por el año 1995. En septiembre del 2020, tras la muerte de Fernando Ruiz Hernández, se convirtió en el socio nº 1 de los Estudiantes de Villena.

En esta primavera del 2022, y tras 70 años formando pate de nuestra comparsa, los Estudiantes lloran la perdida de Miguel Pérez Molina, pero el dolor será algo temporal, pues su presencia pervivirá siempre en nuestra memoria y corazones.