LAGRIMAS DE UNA NOCHE DE VERANO
Lo que se decía en aquella serie de los ochenta: “Me encanta que los planes salgan bien”, no pudo llevarse a cabo el primer sábado de septiembre, concretamente por la noche y en la Troya. Después de un verano tórrido y seco a más no poder, nos plantamos en septiembre con las dudas e incertidumbres de todos los años en cuanto a la meteorología. Al fin y al cabo, no controlamos las cabañuelas, y siempre miramos al cielo con preocupación porque septiembre, es septiembre. Y no defraudó, en parte. Si las Fiestas se libraron de los temporales que azotaron el resto de España, a los días previos les tocó un ramalazo de esa tormenta perfecta que actúo con nocturnidad. Aquel sábado encapotó el cielo villenero desde el mediodía, respetando la tarde para unos, pero descargando con ira para otros bajo el auspicio de la noche. Es la ruleta rusa del tiempo.