Se dice que “lo mejor de la vida es cuando encontramos personas que saben hacer de pequeños instantes, grandes momentos”. Y tal afirmación se cumple en plenitud cuando nos referimos a esos instantes no muy prolongados en el tiempo que se viven y, sobre todo, disfrutan en espacios como La Troya de la comparsa de Estudiantes.

Está claro que la situación con la que convivimos desde hace ya dos años no se ha ido. Pero hay que empezar a aprender a convivir con la misma. Y en el ámbito festero se ha de ver así. Con el Ecuador festero superado y la Mahoma saludando con el brazo, había que dar un empujón de optimismo y alegría a todos los Estudiantes para, y no lo vamos negar, volver a ver caras conocidas y disfrutar de agradables momentos. Y es qué nos lo merecíamos.

El domingo 1 de mayo se volvió a repetir la experiencia del ecuador festero del 2020, y se organizó una jornada de convivencia estudiantil en nuestra Troya en la que los socios de la comparsa serían los verdaderos protagonistas. A pesar de la tormenta del día anterior, amaneció soleado y con una más que agradable temperatura. Por la mañana de nuevo se encendieron las hogueras y se elaboraron unas gachamigas con el sonido ambiente de la música festera y de los numerosos corrillos de la gente que no ayudó directamente a cocinar pero que sí apoyaron con su presencia y consejos. Unos pocos probaron con el mortero para preparar “ajo” y otros voluntarios se introdujeron en las cocinas donde hicieron carne para acompañar a los anteriores manjares. Todos los asistentes disfrutamos de un muy buen almuerzo en el que no faltó de nada.

Tras llenar estómagos y después de la pertinente “charraíca” de rigor, comenzó un pasacalles en el que los cargos “casi” vitalicios abrían la comitiva. A medio camino se recogieron a unos extraños compañeros de viaje amigos del color amarillo, los cuales nos acompañaron hasta la Troyica donde esperaba un avituallamiento líquido, deseado por todos por el calor reinante. No vamos a negar que el desfile por Villena era la excusa perfecta para despejar la Troya y que entraran en acción el segundo cuerpo de cocineros, socios que se dedicaron a cocinar paellas de diferentes tipos y gazpachos manchegos, pitanza de la cual dieron buena cuenta los exiliados que retornaron a la Troya bajo un sol de justicia, “picoso” decían los entendidos. Y no se equivocaban porque aparecieron nubarrones negros en el cielo los cuales respetaron la comida y la sobremesa hasta que dijeron que “por hoy ya estaba bien”. Y sí que lo estuvo.

El resumen que podemos hacer es que fue un formidable día de convivencia en el que cabe destacar el buen hacer y colaboración de los socios, los cuales contribuyeron a que por un día no nos acordáramos de “bichos”, gasolina, luz, gobierno o que el Real Madrid ganará la Liga. Bueno, de esto último un poco…

VILLENA 1 DE MAYO DE 2022