La Comparsa de Estudiantes cierra el año con la entrega del premio Faustino Alonso Gotor 2023 al trabajo EL ESLABÓN. PARA LOS VILLENEROS AUSENTES de Francisco Javier Rodenas Micó. Un año más en el museo de la Troyica ante la presencia de Mayte Gandía en representación del Ayuntamiento, Paco Rosique de la Junta Central, Eli Micó presidenta de los Estudiantes, Mateo Marco amigo y presentador del autor del libro Francisco Javier Rodenas Micó se realizó el acto ante un numeroso público que escuchó atentamente las intervenciones.
Al finalizar el acto, firma de libros por parte del autor, y firma en el libro de honor de la comparsa de la Madrina y de Francisco Javier Rodenas.
Seguidamente en los salones de la Troyica se celebró el brindis navideño de la comparsa de Estudiantes a la que acudieron muchos cargos de otras comparsas.
Viví muchos años apreciando la responsabilidad de mi padre en la Comparsa Bando Marroquí, en «Los Marruecos», y no arriendo las ganancias –si acaso las hay– a quienes se comprometen en el mundo complejo y cada vez más complejo de nuestras Fiestas. Es por lo que conociendo como conozco sus exigencias, os deseo lo mejor para bien de vuestra Comparsa que será para bien de la Fiesta.
Es por lo que frente a «ausente», prefiero sí «partido». «Partido» en su acepción de «el que parte, el que se marcha»; como también en la del que manifiesta división emocional, en sus sensaciones, en su corazón, por tenerlo «partido» añorando en estos casos su patria chica.
Deber, debía estar también porque es el último de un grupo de personas extraordinarias que supieron encontrar un hueco en sus muchas ocupaciones para dedicarlo a aquellas villeneras y villeneros que por unas causas u otras, tuvieron que abandonar nuestra ciudad para instalarse en lugares más o menos remotos, personas extraordinarias como digo que emplearon su mente preclara y su esfuerzo en hacer que esas villeneras y villeneros ausentes se sintieran más cerca a través de las páginas de El Eslabón, motivo del trabajo que hoy nos reúne y que me ha proporcionado la enorme alegría de considerarme hoy ya, con el libro publicado, definitivamente ganador de la vigésima edición del Premio de Ensayo e Investigación Faustino Alonso Gotor.
En mi caso, podría decirse que no me encontraría dentro de ninguno de los dos grupos anteriores. Sí que había oído hablar de El Eslabón, pero de una manera muy vaga, sin conocer a las personas que se encontraban detrás ni tampoco el propósito. Mi relación con este boletín informativo nacería a causa de dos muertes y una foto. O, para ser más exactos, y siguiendo una cronología, una muerte, una foto y otra muerte.
Consideré oportuno concederles por tanto mi particular homenaje y qué mejor modo que escribir un trabajo sobre esa publicación a la que habían dedicado su tiempo y su cariño. No tardé en salir del error, en cuanto indagué un poco, pero ya no importaba. Para entonces, me había enamorado del proyecto y necesitaba seguir con él. Y aquí estamos hoy.
Cualquier forma de comunicación, cualquier publicación con independencia de su naturaleza, precisa como mínimo de un emisor y de un receptor. En el caso que nos ocupa, de un equipo redactor y de unos lectores que den sentido a dicha publicación. De los segundos, damos buena cuenta en la primera parte de las dos en que se estructura el libro.
La segunda parte del trabajo se centra en el propio boletín y abre con aquellas personas que lo hicieron posible, esos siete magníficos que lo iniciaron y quienes se unieron más tarde al proyecto. De los primeros, de los fundadores, además del propio Mateo Marco, hablamos de Vicente Prats, promotor de la idea, de Alfredo Rojas, Faustino Alonso Gotor, Joaquín Navarro, Paco Prats y Miguel Hernández Ferri. Nada menos. A ellos debemos sumar a Fabiola Martínez, quien pasó a formar parte del equipo redactor al faltar algunos de los anteriores, y a Carlos Prats, quien asumiría el cargo de director a la muerte de Alfredo Rojas.