Comparsa de Estudiantes 
La Retreta de 1967 y la Ausencia de «LA MAHOMA»
Durante las Fiestas de 1967, los villenenses pudieron observar con estupor y curiosidad que en el castillo de Embajadas, erigido en la Puerta Almansa, ya no estaba la efigie de Mahoma. Los Moros Viejos la custodiaban en su local desde que fue traída de Biar. En el torreón cilíndrico del castillo ocuparon el lugar de la efigie dos estandartes, ambos con un símbolo en el centro, el rojo con una cruz blanca y el verde con la media luna. El primero ondeaba el día 6, el segundo el día 7.
El año anterior corría el rumor de que la denominación de Moros y Cristianos tenía cierto rechazo en las altas esferas del Ministerio de Información y Turismo considerando lesivo, para los turistas árabes, el calificativo de «moros» por entenderlo en sentido peyorativo. Algunas poblaciones como la de Petrel, incluso llegaron a cambiarlo por el nombre de Fiestas Hispano Árabes.
Tras las gestiones del Ayuntamiento, Villena acababa de conseguir Que el Ministerio elevase a las Fiestas al rango de «Interés Turístico»; pero a su vez se vio coaccionada a modificar la presencia de la efigie de Mahoma en el citado castillo. Por estas circunstancias en la Sesión Municipal del día 17 de agosto de 1967 se leyó la siguiente moción del Alcalde que transcribimos literalmente:
«De un escrito moción del Sr. Alcalde-Presidente de este Ayuntamiento en el que propugna porque durante las Fiestas de presente año, se omita la exposición en el castillo festero de la efigie de Mahoma en razón al carácter oficial y de Interés Turístico que se ha dado a las Fiestas de esta población por acuerdo reciente del Ministerio de Información y Turismo, cuyo acto supresorio entra dentro de las modificaciones que en algunas facetas de las Fiestas repetidas de Moros y Cristianos de ésta población a celebrarse en la primera decena de Septiembre, impone la indicada denominación Oficial, sin perjuicio de que el acto de traída y llevada de la Mahoma se siga celebrando por entender que dicho acto implica o es exponente de la fraternal amistad entre las poblaciones del municipio de Biar y del de Villena, acto que se viene repitiendo desde hace aproximadamente cien años y que tiene categoría tradicional bastante para que jamás se intente su supresión. La Comisión Permanente, acuerda aprobar la moción antedicha disponiéndose que se haga el traslado del acuerdo que se adopta al hermano Ayuntamiento de Biar en la persona de su dignísimo Alcalde, no sin antes hacer hincapié en que en manera alguna se intenta ofender de cualquier forma al prestigio y la dignidad del Ayuntamiento de Biar, mediante la ligerísima modificación que se pretende».
Las Embajadas se realizaron con añoranza y sin entusiasmo. Los biarenses recogieron la efigie de Mahoma en el local de los Moros viejos y se la llevaron sin que nadie se percatase de ello.
Los festeros villenenses no estaban de acuerdo al parecer. Algunas comparsas aprovecharon el acto de la Retreta para mostrar su disconformidad. La de Estudiantes organizó una de las Retretas de mayor recuerdo; Pepe Iglesias se vistió de «Mahoma», las prendas y barba fueron prestadas por algunos Moros Nuevos y Viejos. A un gitano se le alquiló el carrito y burro. Sobre el carro subió Pepe, y detrás de él tres Estudiantes para sujetar una silla en cuyo respaldo se apoyaba «la mahoma viviente» evitando así su caída cuando el burro se paraba en seco. El resto de la Comparsa desfilaba junto y alrededor del carro cantando textos alusivos al retorno de la «Mahoma» a las fiestas de Villena.
La «efigie viviente» perecíase a aquellos maniquíes, también vivientes, que se exponían en algunos escaparates como reclamo publicitario. Iba acartonada y fija, solo se movía como la efigie verdadera: la cabeza lateralmente y los rígidos brazos para atrás y adelante alternativamente, simulando que eran movidos por dos cordones que por detrás estiraba y aflojaba el joven Estudiante José Luis Hernández Marco.
A lo largo de todo el trayecto, el público la veía llegar y miraba con expectación; más al llegar a su nivel los villenenses abrían una amplia y nostálgica sonrisa terminando por aplaudir con entusiasmo tan feliz ocurrencia.
Al año siguiente, tal como se esperaba, Villena pudo gozar otra vez de la presencia de la verdadera efigie de Mahoma contemplando las Fiestas desde su Castillo de Embajadas.
GOTOR
Extraído de la Revista Villena de 1984 – Publicado en Villena Cuéntame