Crónica de las Fiestas 2022 por el cronista Fernando Ruescas en la Asamblea General del 26 de noviembre de 2022.

Justo después de las pasadas escribí, a modo de resumen, una crónica sin entrar en el detalle de todos y cada uno de los actos vividos, pero sí mostrando un sentir generalizado. Era algo así:

<<Decía Giacomo Casanova que “mis éxitos y mis fracasos, lo bueno y lo malo que he experimentado, todo me ha demostrado que este mundo, tanto físico como moral, el bien sale siempre del mal, igual que el mal del bien.” Y así podríamos resumir lo que las Fiestas del 2022, las del reencuentro, han supuesto para la comparsa de Estudiantes. Qué no todo ha salido como se esperaba, pues ha sido así. Nos hubiera encantado decir que han resultado unos días perfectos en cuanto a organización y desarrollo, pero han ocurrido fallos y se han dado planes que han derivado en un completo fiasco. También, no lo vamos a ocultar, ha habido momentos muy lúcidos que caben destacar, los cuales fueron disfrutados. Y hay que saber recibir y aceptar las críticas pertinentes por lo que salió mal y reconocer y disfrutar de las alabanzas por lo bueno.

Y está muy bien poder expresar los sentimientos libremente, pero siempre desde el respeto, y en algunos momentos éste se ha faltado. El trabajo de los directivos y colaboradores no es fácil. Quien ha ejercido como tal lo sabe. Por ello hay que saber valorar lo que hacen, y en algunas ocasiones se equivocan, por supuesto. Tenemos que agradecerles el trabajo voluntario e ingrato que desempeñan, al igual que hay que extender dichas gracias a todos los Estudiantes por su buen hacer y disposición. >>

Ese sentir, como decía anteriormente, estaba ahí. Y resume todo lo que aconteció unos días muy calurosos de septiembre en la muy noble y leal ciudad de Villena en sus días grandes, donde la comparsa de Estudiantes volvió a ser protagonista por la celebración del 175º aniversario en el año del 177º.

El día 3 por la noche dejó de ser, hace algunos años, la noche más especial y mágica para la Madrina de nuestra comparsa. Desde entonces se ha participado como una más en la Entradica. Antes de la misma, se celebró una cena en la Troyica que volvió a quedarse pequeña. Se sirvieron más de 400 platos a los comensales que pudieron disfrutar de un gran ambiente que trasladaron posteriormente al desfile por las calles de Villena. Éste transcurrió con normalidad hasta llegar al final de la calle Luciano López Ferrer, en su parte de arriba, donde se produjo un parón importante, ya que los padres del capitán infantil tuvieron a bien invitar a un refrigerio a los allí asistentes. El problema fue que la comitiva de “manteros” era en ese instante muy larga y muchos de la cola no sabían lo que pasaba y desertaron con cierto hastío por la espera. Una vez se reanudó lo cierto es que los parones por cruces con otras comparsas y saludos protocolarios, fueron la tónica. Al final se tuvo la sensata idea de tirar por las calles de abajo para poder llegar así a la Troyica de nuevo, donde un dj esperaba para terminar la noche por todo lo alto y de paso, quitarle algo de gente a los Maseros, que estaban algo “subiditos”.

Al día siguiente por la noche se celebró en la Troya la tradicional cena del día 4 bajo un manto de estrellas y una gran temperatura. El menú resultó muy acertado y las opiniones mayoritariamente positivas. La velada estuvo amenizada por la orquesta Platino, la cual dio paso a la actuación de un dj que iba a ser la propuesta principal, y acertada, en la Troya durante el resto de las Fiestas, las cuales pintaban, en principio, muy bien pues se habían vendido todos los pases puestos a la venta.

Y tras dos funestos años, volvía a ser día 5 por la mañana. La Troyica se vistió guapa para recibir a sus Estudiantes de nuevo en el primer almuerzo festero. Los cargos sempiternos desde el 2020 vestían sus mejores galas para ir a buscar a las Madrinas a sus domicilios, momento de enorme emoción para ellas y sus familiares, que esperaron nerviosos a su comparsa a las puertas de sus casas. Una vez recogidas, se les acompañó a la plaza de Santiago donde se escuchó el pregón a cargo de Antonio Martínez Puche y el pasodoble “Villena Festera”. Tras esto, se procedió a la Fiesta del pasodoble, donde nuestros cargos por fin pudieron dar por comenzadas sus Fiestas y recibir el cariño de la gente que llenaba las calles bajo un sol de justicia. Una vez terminado, se procedió a la inauguración protocolaria de la Troyica que volvió a convertirse en el “local festero” de muchos “invitados”. No cabe duda que escuchar a la laureada por la tarde llena de orgullo a todo aquel que se sienta villenero, pero este año después de tanto tiempo resultó, y disculpen la expresión, orgásmico. Y el poder volver a sentir el terciopelo en la piel llevó a sensaciones similares. Habían pasado tres años, pero para muchos pareció una eternidad. La Entrada se cogió, como suele ser habitual, con muchas ganas y el hecho de carecer orden cromático este año propició acumulación excesiva de Estudiantes en unos bloques y presencia algo escasa en otros. Eso trajo los primeros “desencuentros” por la ausencia de música para algunos cabos. El repertorio tampoco fue del agrado de algunos, que al final del desfile, con malos modos, lo hicieron saber. Se invitó a comparsas de Estudiantes de otras poblaciones a desfilar con nosotros con motivo del 175º aniversario. Su bloque lo abrió Rubén Alfaro, cabo de los Estudiantes de Elda y alcalde de dicha localidad. Una vez finalizada la Entrada se visitó y ofrendó a la Patrona con la presencia de los cargos y Estudiantes acompañantes. Por la noche en la Troyica volvía a haber sesión de dj, pero con mucha menos afluencia que la del día 3. En la Troya se esperaba una velada festiva, dado el éxito del día 4, pero se juntaron el hambre y las ganas de comer. Un fallo en el equipo informático, que lo hubo, y unas malas directrices al equipo de seguridad, provocaron unas aglomeraciones en el exterior del recinto que imposibilitaron la entrada de muchos socios y de público en general. Al día siguiente, y tras una reunión con las autoridades competentes, se le dio solución al problema generado en el control de acceso y el equipo informático se comprobó todos los días por la tarde antes de abrir al público para evitar nuevos contratiempos.

A la mañana siguiente, la diana transcurrió sin pena ni gloria, como el resto de días. Es una verdadera pena que este acto con tanta solera y parte fundamental de la estructura de las Fiestas haya perdido tanto interés para la gran mayoría de los Estudiantes. Tras el almuerzo en la Troyica, en el cual la comidilla fue los acontecimientos vividos en la Troya la noche anterior, volvía al día 6 en el programa festero la misa infantil y el desfile de la Esperanza. Antes de éste, se realizó en la plaza de Santiago el concurso de rodadores de banderas infantiles, realizando Anabel, nuestra alférez, un gran trabajo. En el desfile, los más pequeños sustituirían sus cucharas y plumas por banderas conmemorativas. Se elaboraron banderas según el número de niños que hay en la comparsa y resultó que al final faltaron. ¿Qué ocurre, que algunos sacan a sus hijos o nietos sin estar dados de alta? ¿O algunos se llevaron banderas para decorar balcones o sus locales? Es una cosa que nos la tendríamos que hacer mirar, pues algunos niños se quedaron sin su bandera y no estuvo bien, además de ser injusto e insolidario. Aparte de este detalle a tener en cuenta, el desfile volvió a ser un infierno por las condiciones meteorológicas. Por la tarde se volvió a realizar en el castillo la embajada en la que los moros volvieron a ganar la plaza a pesar del arrojo y entrega de los arcabuceros estudiantiles. Por la noche se celebró la Cabalgata en la que se esperaba dar un espectáculo por nuestro aniversario. Y sí que se dio, pero al revés de lo planeado. No caben excusas y hay que reconocer que fue un verdadero desastre. Se pretendió hacer un bloque único, masculino y femenino, con las bandas de música en medio, como se hizo alguna vez hace bastantes años. Visualmente quedaba muy bien. Los que lo vieron desde arriba dijeron que fue espectacular. El problema fue para los que desfilaban, los que debían haber disfrutado. La música no sonaba bien, por lo que el cabo, que era Paco Rosique, Presidente de la Junta Central, no escuchaba nada, al igual que las primeras filas y las últimas. Se desfiló en todo momento con la música del pasodoble “Estudiantes de Villena”, con lo que mucha gente acabó hasta las narices y al llegar al final del desfile, se negaron a retirarse exigiendo Amparito Roca. Cuando se pretendió que se apartaran ya que llegaban otros bloques comenzaron los descalificativos y, en algunos casos, la falta de respeto hacia los directivos y colaboradores. Los vapores etílicos no siempre son una excusa y se sobrepasaron ciertas líneas. Con todo este follón se iban encontrando los bloques que precedían a la carroza especial que portaba a los cargos, los cuales eran un homenaje a los uniformes antiguos y actuales tanto de los hombres como de las mujeres Estudiantes. El cabo masculino, Antonio Ibáñez, tuvo un problema con su calzado de época, por lo que hizo gran parte del desfile descalzo, siendo la nota graciosa de aquella aciaga noche.

Todos estos hechos fueron muy comentados en el almuerzo posterior a la diana del día 7, enranciando el ambiente que se respiraba en la comparsa. En la Ofrenda salieron junto al resto de socios, los cargos de los últimos 25 años junto a un arreglo floral con el logotipo del 175º aniversario portado con maestría y no sin ciertos riesgos de caída, “Pomares” y Toni Mico. El calor volvió a ser protagonista, sufriendo incluso un contratiempo por su culpa la alférez infantil. El aperitivo del mediodía transformó la Troyica en algo parecido al “Café Gijón”. Los corrillos tertulianos eran más que evidentes y los acontecimientos de la noche anterior era lo más comentado. En el exterior, desde las 9 y media de la mañana, los de la Cena de la Sardina preparaban los pimientos, longanizas, huevos y sardinas que rellenarían los bocadillos a servir al anochecer. Por la tarde, un reportero de la extinta Canal 9, vestido de Estudiante, tuvo a bien entrar en directo en el programa “Bona Vesprada” del canal valenciano, donde participó en la elaboración de uno del bocadillos y entrevistó a un par de cocineros (a Pepe “Pechitos” y un servidor) que le explicaron un poco de la historia de este acto con tanta solera y cómo se elaboraba. Después de nuestros 15 segundo de fama y tras terminar de montar los 1500 bocadillos, se celebró con toda solemnidad el acto de recuerdo a los Estudiantes que ya no están entre nosotros. Tras este acto y la cena de la sardina, tuvo lugar la Retreta con una nutrida participación detrás de la farola. Los que salieron vestidos con su toga, beca y birrete se lo pasaron muy bien y disfrutaron un montón de un desfile en claro peligro de extinción. Por la noche: Alborada, castillicos más que generosos y una nueva noche de Troya.

El día de La Morenica amaneció como los demás, con un sol abrasador. Después del almuerzo, nuestros valerosos embajadores pidieron alianza a los Cristianos, los cuales aceptaron, firmando un pacto lleno de risas y emociones. Las dos comparsas subieron juntas al castillo, y los arcabuceros dispararon con más fuerza que nunca para expulsar a los invasores y mandar de nuevo a la Mahoma al pueblo de al lado, sana y salva. Tras la victoria, la comitiva bajó a la Troyica que se abrió tras unos “tiricos” en la puerta y en la que se pudo degustar jamón recién cortado por un maestro cortador. Al final de la tarde tuvo lugar la Procesión en la que la escasa participación volvió a repetirse. El último bloque estuvo formado por los cargos de los últimos 25 años. Una vez finalizado el desfile, a los sones de Amparito Roca muchos Estudiantes fueron hasta la Troyica para esperar a las Madrinas y demás cargos con un túnel de cucharas y plumas que estos atravesaron, invitándose a los socios a un ágape. El día terminó con el recibimiento por parte de los arcabuceros a la Virgen de las Virtudes, que iba a pasar su última noche en Villena.

El 9 de septiembre nos trajo el desfile mañanero con más gente. Se despidió a la Patrona con el estruendo de los arcabuces y los calenticos al lado del motocarro. Después se terminó el turno de almuerzos en la Troyica y se pudo disfrutar medianamente de cierto descanso hasta la tarde, en la que se produjo el desfile de los nuevos cargos, los cuales abrieron como marca la tradición el desfile de la comparsa. Para cerrar los actos del 175º aniversario los dos primeros bloques, uno femenino y otro masculino, tal como hicieron los niños el día 6, desfilaron portando banderas blanquinegras. Al llegar a la plaza de Santiago, se homenajeó a los cargos entrantes y salientes con un túnel de banderas, tras el cual se intentó realizar el caracol alrededor de la farola central de la plaza. Una vez finalizado el desfile por todas las comparsas y tras no recibir ningún premio como ya es habitual, en la Troyica se llevó a cabo la presentación de las madrinas, capitanes y alféreces para el año 2023 y despedir a los de este año, el pasado y el anterior, dando por finalizadas las Fiestas 2022.

Así fueron las cosas y así he intentado contarlas. Fotos… David Murillo