Introducción

La Comparsa de Estudiantes de Villena es tan antigua como las Fiestas mismas. Al menos, de lo que no puede quedar duda a nadie es que nuestra Comparsa aparece casi en el mismo momento que las Fiestas de Moros y Cristianos de Villena.

Sin meternos en terrenos histórico-científicos, se establece según la tradición oral, que la fundación de la Comparsa data aproximadamente de 1845. Efectivamente es difícil de precisar con absoluta certeza, pues durante la segunda mitad del XIX, los trastornos que sufre la sociedad decimonónica se ven igualmente reflejados en lo que afecta a las Fiestas.

Los primeros componentes eran gentes que representaban todas las capas socioeconómicas de entonces: Hidalgos, terratenientes, rentistas, comerciantes, artesanos y jornaleros.
Desde finales del XIX hasta los años veinte, la Comparsa atraviesa un periodo paupérrimo en cuanto a importancia, quedando en sus filas hombres de condición realmente humilde.

Por fin, a mediados de la década de los felices años veinte, la Comparsa se ve reflotada por una inyección de savia nueva, un grupo de jóvenes de posición acomodada que en cooperación con los antiguos estudiantes comienzan a escribir con letras de oro la Historia de la Comparsa: aportan el nuevo uniforme, sanean la economía y engrosan las filas en un periodo que podemos prolongar hasta la Guerra Civil. Finalizada esta, el empuje de nuestra Comparsa continúa imparable: Desfiles en bloque, La Troya y La Troyica, Cabalgatas, Retretas, festivales… y con el hilo de la celebración de nuestro CL Aniversario en 1995 llegamos a la actualidad, siendo casi dos millares de almas con cabida para gentes de toda clase y condición.

SEÑAS DE IDENTIDAD

La completa uniformidad a nivel individual y a nivel de conjunto, es uno de los rasgos más característicos de la Comparsa de Estudiantes. Esto es llevado mucho más allá de la tópica cuestión de que la Comparsa de Estudiantes carece de escuadras especiales, grupos alegóricos, boatos y demás. Este grado máximo en la homegeneidad uniformal llega hasta el extremo en que hasta los cabos visten exactamente como el resto de la tropa. Todo en blanco sobre negro, en Fiestas todos somos iguales.

En realidad desde la modificación del traje oficial en los años veinte, jamás se ha tocado del uniforme ni un hilo; salvando la enriquecedora aportación del uniforme oficial femenino.
Otro elemento que a menudo llama la atención del profano, es el simbolismo de la cuchara de madera. A lo largo y ancho de la novela de los siglos XVI y XVII, fundamentalmente en el género de la picaresca, encontramos sobradas muestras de lo importante que era para los estudiantes llevar una cuchara a mano. Normalmente, en las casas de comidas era más económico comer si llevaban puesto el cubierto. De modo que hasta en las fotografías más antiguas de la Comparsa, en las que se puede comprobar que el arma al uso era el arcabuz, podemos observar también que los Estudiantes ya llevaban sus respectivas cucharas prendidas en el bicornio, al uso de aquellos estudiantes del Siglo de Oro.

ACTOS SINGULARES LA CENA DE LA SARDINA

La Cena de la Sardina es el acto más antiguo de la Comparsa, y por tanto uno de los actos con más solera de todos aquellos que se celebran durante las Fiestas de La Virgen. A la condición de antigüedad hay que sumar las de sensibilidad y recogimiento, pues el primer momento de este entrañabilísima cena de hermandad, el recuerdo de los ausentes, la memoria de los que años atrás cenaron, bebieron y rieron o lloraron con nosotros, deambula por toda la Plaza de las Malvas junto a la Troyica, anteriormente se realizaba en la Plaza de Santiago. A esta emoción se suma la certeza de que antes o después los demás también faltaremos y nuestros hijos seguirán reuniéndose allí, cada día 7 por la noche, para cenar, beber, reir o llorar según toque cada año.

PACTO DE LA ALIANZA

Los documentos escritos más antiguos que se conocen, nos permiten datar este acto en 1875 como mínimo. El sentido común nos lleva a pensar que este acto se remonta casi al año de fundación de la Comparsa de Estudiantes, cuando los Cristianos iban a la Guerrilla del día 8 ayudados por la nueva Comparsa de Estudiantes, para echar del Castillo a los Moros.